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La pintura pide paso (y espacio) por Angélica Tanarro
Fernando de Dios expone en La Maleta sus últimas obras
El Norte de Castilla
Valladolid. La pintura de Fernando de Dios respira y adquiere todo su potencial en los formatos grandes. Así se comprueba en la exposición "Variaciones" que muestra estos días en la galería vallisoletana La Maleta. La obra de este artista zamorano se pudo ver en 2011 en la Fundación Santiago Montes. En aquella ocasión el gran formato dominaba la exposición. Aquí juega con los espacios de la galería combinando tamaños y técnicas y aportando tres pequeñas piezas escultóricas.
"Variaciones" es un título bien ajustado a sus intereses: la exploración de distintas técnicas, soportes y materiales. Aluminio, tabla, papel, papel sobre tabla...óleos, esmaltes, acrílicos... Las combinaciones son múltiples y aquí se muestran seriadas. En "Caprichos" dominan las referencias vegetales en una obra que en general siempre tiene un latido orgánico. En "Panorámicas" predomina el color. Pero cuando la obra de Fernando de Dios adquiere su mayor fuerza es cuando el argumento principal es la búsqueda de la transparencia, de la fluidez de la pintura, de la composición de un paisaje pictórico en el que los planos lo establecen los esmaltes diluídos, el primer plano del óleo fluyendo por la superficie del cuadro... Es entonces cuando la pintura pide espacio para desarrollarse y si lo encuentra el cuadro invita a la mirada detenida, a desgustar tosos sus matices.
En "Variaciones", que bien podría haberse titulado también "Vibraciones", pues es la suya una pintura vibrante, en movimiento, destaca el cuadro de mayor tamaño y la serie "Variaciones II" con la que se relaciona, pequeños cuadros como bocetos de la obra principal que exponen los distintos pasos de esa búsqueda. La combinación de negros más o menos diluidos, grises y marrones con la ruptura del equilibrio del blanco compone sus obras más logradas..
Hay en su pintura una tendencia, habitual en muchos pintores de su generación, a traspasar la bidimensionalidad: los troquelados, los recortes, incluso pequeñas piezas que abandonan levemente la superficie del papel, cumplen esa función de acercarse a la pintura como objeto. En este aspecto destaca una pequeña escultura en la que simplemente la tela se ha retorcido sobre sí misma para componer un objeto orgánico, similar a las composiciones que la naturaleza ofrece. Unas pequeñas piedras "encontradas" y dispuestas a su lado muestran cómo en ocasiones la naturaleza imita al arte.
Angélica Tanarro
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Presentación de la exposición "Sense" por Fernando García Malmierca
Fundación Segundo y Santiago Montes, Valladolid. 2011
La obra de Fernando de Dios aúna la investigación plástica con un sentido permanente de expresión sentimental; su pintura cambia de forma y es su despliegue de matices sutiles, de colores y ricas texturas el que indica el camino a los sentidos que nos lleva a las emociones.
En la obra de Fernando podemos ver cómo un informalismo revisado puede llevarnos a estados no agotados de percepciones puras, que siempre fluctúan entre el peso de lo matérico y el elemento ingrávido, suspendidos en un espacio simulado.
A veces, la violencia y el azar dan muestra de una estética de destrucción en un fondo que bien podría ser “un mar de paz” y así los elementos tranquilos conviven con tensiones inusitadas de contrarios.
La construcción abstracta siempre está presente, los elementos hablan por sí mismos; por eso, la obra del artista está centrada en producir sensaciones que devienen en sentimientos desnudos, sin mediación de la lectura literal. Es un universo de sugerencias emocionales hecho con elementos cuya naturaleza fluctúa entre lo terrenal y lo intangible.
Fernando García Malmierca
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Presentación de la exposición "Luces y Sombras" por Teresa Cuadrado
Sala Antonio Pedrero. Caja Duero. Zamora. 2007
La obra de Fernando de Dios es un trabajo reposado que surge del convencimiento que el artista tiene de que lo que hace es aquello que quiere hacer; lejos de convencionalismos y modas de uso.
En un panorama de creación contemporánea donde los nuevos medios han irrumpido con fuerza y donde se ensalza todo trabajo que corresponde “al presente”, no deja de ser reconfortante poder reencontrarse con el “viejo” oficio de la pintura ejercido con seriedad, rigor, calidad y –sobre todo- con auténtico amor por lo que se hace.
Teresa Cuadrado
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